Susana Fuster, periodista y especialista en coaching e inteligencia emocional, fue la encargada de abrir la séptima sesión del programa de liderazgo humanista de la Fundación Pablo VI y la Fundación Conexus. Durante cuatro horas, Susana Fuster les transmitió la importancia de la comunicación no verbal para proyectar un liderazgo carismático, humanista y que deje huella. La clase transcurrió entre divertidas dinámicas de grupo, debates y la participación de todos los jóvenes. Un método eficaz para que los alumnos se dieran cuenta de los difícil que es, a veces, utilizar el lenguaje verbal adecuado para transmitir una actitud de empatía y escucha activa. Susana Fuster les habló y puso ejemplos de las diez claves básicas de la comunicación no verbal; la congruencia entre lo verbal y lo no verbal, el cuidar las apariencia, las expresiones faciales amables, los gestos ilustradores, la postura corporal firme y expansiva, el control del espacio y las distancias, utilizar bien la voz, establecer contacto visual, practicar la escucha activa y la empatía y generar rapport, es decir, establecer una conexión con la otra persona con la que se sienta cómoda.
“Todos los años los alumnos tienen un nivel increíble, tienen muchas ganas de aprender y son muy receptivos. Son jóvenes con las ideas muy claras y una mente abierta”, asegura Susana Fuster. “Estos talleres sobre comunicación y liderazgo estos talleres les ayudan mucho porque en ocasiones no son conscientes de lo que proyectan con ese lenguaje no verbal”. Además, a la periodista le gusta que durante las clases se generen debates con distintos puntos de vista. “No se trata de que el profesor venga aquí a echar un rollo de cuatro horas, se trata de abrir un espacio para la reflexión sobre la comunicación no verbal y los debates enriquecen mucho”.
Las nuevas dimensiones de la pobreza
No hay liderazgo sin comunicación, pero tampoco sin empatía ni capacidad para observar, analizar y tratar de dar soluciones a las problemáticas de un mundo, cuyas transformaciones generan nuevas brechas de exclusión. Natalia Peiro, secretaria general de Cáritas, habló en su ponencia de la tarde de las nuevas dimensiones de la pobreza y de cómo responder a ellas desde las organizaciones para el desarrollo.
El empleo y las nuevas brechas que se generan con la tecnología y la volatilidad del trabajo dificultan la integración. El paro ya no es el único factor de exclusión, sino que existe también el subempleo, la precariedad y unos empleos que no permiten mantener unas condiciones mínimas para poder acceder a una vivienda. Éste es, sin duda, otro de los grandes factores de precariedad y uno de los grandes retos también para las organizaciones no gubernamentales. En este sentido, Cáritas desarrolla importantes proyectos para garantizar su acceso a los colectivos más vulnerables o a aquellos que están en riesgo de exclusión.
Durante su intervención, Natalia Peiro enumeró otras dimensiones de la pobreza, como son la educación, que ya no garantiza el ascensor social; los problemas de salud mental, los generados por una falta de alimentación adecuada o la brecha digital.
Desde Cáritas se trabaja para ayudar a los colectivos que sufren estas nuevas brechas, no solo dando apoyos, sino también propiciando cambios que transformen conciencias y esas estructuras que generan desigualdad.