
La Doctrina Social de la Iglesia actualizada a “las cosas nuevas” será una guía para el Pontificado de León XIV
Poco después de las 6 de la tarde de este jueves, 8 de mayo, el mundo entero conocía a través del humo blanco de la chimenea de la Capilla Sixtina que los cardenales reunidos en Cónclave, guiados por el Espíritu Santo, habían elegido al nuevo Papa. El Cardenal estadounidense Robert Francisco Prevost, un religioso agustino, misionero, que había sido también obispo de la diócesis de Chiclayo, en Perú, salía al balcón de la Plaza de San Pedro con el nombre de León XIV. Su perfil discreto, casi desconocido para los que se atrevían a hablar de “papables” en los medios de comunicación y en las quinielas más mundanas, ponía de manifiesto que los tiempos de la Iglesia van mucho más allá que los del mundo y que el Espíritu Santo actúa con una sabiduría mucho más allá de cálculos e intereses. Con 69 años, León XIV será el hombre que guiará la Iglesia en un mundo polarizado y amenazado por la guerra permanente y ya, en sus primeras palabras, ha hecho un llamamiento a la paz y a tender puentes de diálogo, pero también a ser una Iglesia evangélica, “siempre abierta a recibir a los que tienen necesidad de nuestra caridad, de nuestra presencia, de nuestro diálogo y de amor”. En definitiva, a aquellos que son el centro del Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia. Así lo explica Fernando Fuentes, subdirector general de la Fundación Pablo VI y director de la Comisión Episcopal para la Pastoral Social y Promoción humana de la CEE.
P.- Más allá de los debates sobre continuismo y ruptura, el Cardenal Prevost es el que Papa elegido para este momento de la historia. ¿Qué aporta su perfil a los retos que tiene por delante la Iglesia?
P.- Hay decir que el Papa conoce esos retos por su experiencia misionera, como gestor de una orden religiosa de mucha importancia, su papel de Prefecto en la Curia, y su conocimiento de la sociedad global, pues ha estado en muchos países, habla 5 idiomas y tiene todas las cualidades para afrontar el avance de la Iglesia, su compromiso por la paz y las necesidades de un mundo que requiere respuestas sobre todo de dignidad humana (problemas de la guerra, la inmigración, los desafíos tecnológicos). El Evangelio y el compromiso con los más vulnerables es la medicina para estos desafíos.
P.- El hecho de que haya elegido el nombre de León XIV, ¿qué significado tiene?
R.- Estoy convencido de que será una guía para su pontificado. León XIII fue el papa de la Doctrina Social de la Iglesia, de las cosas nuevas, y su aportación actualizada puede ser de gran ayuda ante los conflictos actuales.
P.- Francisco abrió nuevas líneas en el ámbito de la Doctrina Social de la Iglesia: ecología y tecnología, etc. Hoy, uno de los grandes problemas es el trabajo. ¿Podría ser este Papa el de las grandes encíclicas sobre el mundo del trabajo hoy y sobre la inteligencia artificial?
R.- No cabe duda de que, en la actualidad, se va a necesitar una actualización del significado humano y social del trabajo, y las nuevas condiciones y retos que plantea la inteligencia artificial en estas circunstancias. Está todo por ver y el papado debe estar acompañando en este proceso, pues es muy rápido y desafiante.
P.- La Iglesia es más que diplomacia, pero el Papa es también un referente moral en el mundo ¿cómo puede ayudar este Papa norteamericano, a limar las relaciones con EEUU o a atenuar esas derivas de oposición que hay en la Iglesia americana?
R.- Aunque todavía no se puede hacer una valoración al respecto, sí conocemos los gestos y pronunciamientos del cardenal Prevost sobre las migraciones y sobre el modo de gestionar la política en lo que afecta a los más vulnerables. Ya se lo dijo a Fujimori en Perú, respecto a las víctimas.
Quizá el papa Francisco tuvo que ocuparse más de los problemas y cuestiones difíciles de la Iglesia, y el papa León XIV puede ocuparse más de los desafíos de la sociedad actual y mostrar el valor del Evangelio para la resolución de muchos conflictos
P.- Públicamente, en un mundo que se dice descreído o cada vez con menos fieles, la Iglesia ha sido más que nunca el centro del mundo. ¿Forma parte de la era mediática que vivimos o es síntoma de algo más?
R.- La importancia mediática dada a la muerte de Francisco -que ya la tenía en su vida-, y a la elección del nuevo Papa, evidencia la importancia de la comunicación en la era presente. No olvidemos también que el Evangelio es Palabra, comunicación y difusión, y la Iglesia valora mucho esa dimensión. Pero con estos hechos, se ha demostrado que la sociedad también tiene en cuenta el significado o valor comunicativo de la Iglesia, que muchas veces no está tanto centrado en la novedad cuando en un mensaje distinto: abierto al mundo, que se ocupa de los más vulnerables, que incide en los problemas de identidad, etc.
P.- La Fundación es la institución heredera del Instituto Social León XIII. ¿Asumes este nuevo Papado como una responsabilidad?
R.- Creo que a la Fundación Pablo VI se le abre una nueva época con la figura de este Papa. Ya León XIII fue la base de un interés claro por la Doctrina Social en los orígenes de la Fundación (junto con San Pablo VI, evidentemente). Pero este Pontífice parece, por su experiencia y por el contexto actual, puede dar mucho contenido a la Fundación Pablo VI, pues estamos ante un cambio de época que coincide también con cambios de pontificado. Quizá el papa Francisco tuvo que ocuparse más de los problemas y cuestiones difíciles de la Iglesia, y el papa León XIV puede ocuparse más de los desafíos de la sociedad actual y mostrar el valor del Evangelio para la resolución de muchos conflictos.