
Cónclave
En los próximos días -seguramente no lejanos- vamos a saber quién es el nuevo Papa de la Iglesia Católica. El Cónclave, que congrega al colegio cardenalicio y que se inicia este miércoles, 7 de mayo, resolverá las muchas incógnitas y preguntas que ahora se formulan los medios de comunicación como si la elección del Papa pudiera reducirse a una suerte de juego de apuestas: ¿quién y cómo será el próximo papa? ¿continuista o rupturista al pontificado de Francisco? ¿europeo o no? ¿qué nombre adoptará? ¿cuántas votaciones van a necesitar para su elección? Y otras muchas cuestiones relacionadas con el perfil y pensamiento del nuevo pontífice, además de otras tantas más mundanas cargadas, en ocasiones, de intriga y conspiración.
Frente a toda esa expectación y ruido exterior, es muy valioso que los cardenales se hayan dado su tiempo, a través de las denominadas congregaciones generales, para conocerse, para hablar entre ellos, para dar prioridad al debate y a la profunda reflexión, lo que demuestra, una vez más, aquello que un cardenal dijo en una ocasión a un periodista: ‘el reloj que usted lleva en la muñeca no sirve para fijar los tiempos de la Iglesia’. La ansiedad comunicativa por conocer al nuevo papa ha sido congelada por los propios cardenales que se han dado algún día más del previsto inicialmente para comenzar formalmente el cónclave.
En cualquier caso, nadie augura que la elección se vaya a prolongar sobremanera. Pronto tendremos la oportunidad de conocer al nuevo líder de una Iglesia que se enfrenta a importantes desafíos, en un mundo que comienza a ser más hostil por la llegada de liderazgos cada vez menos amigables y en un momento histórico dominado por la desesperanza, la desconfianza constante, el exacerbamiento y la confrontación. Decía el papa Francisco en Fratelli Tutti que “para encontrarnos y ayudarnos mutuamente necesitamos dialogar (…) ayuda discretamente al mundo a vivir mejor”. La Iglesia y el nuevo Papa que resulte del Cónclave pondrán todo su empeño en seguir generando esperanza e ilusión en compartir siempre un escenario de buena convivencia y mejorar las cosas en pro del bien común.
En este sentido, aprovecho esta editorial para recordar que la Fundación Pablo VI ha organizado la primera edición de los premios Populorum Progressio, con los que quiere reconocer a aquellas personas o entidades que destaquen por la promoción de la cultura del encuentro y el diálogo en el ámbito político, científico, religioso, social o cultural. El 26 de marzo de 2025 el Jurado deliberó en favor de la candidatura de Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón y Miquel Roca Junyent, padres de la Constitución Española de 1978. La crisis de credibilidad que se está viviendo en la actualidad por parte de las instituciones hace imprescindible promover el diálogo y, consecuentemente, el pacto como la mayor urgencia democrática. Los padres de la Constitución de 1978, actualmente representados por Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón y por Miquel Roca i Junyent, plasmaron en la Carta Magna, norma jurídica suprema de nuestra sociedad, que la democracia es, sobre todo, pacto y que una sociedad democrática, por muy compleja que sea, nos exige poner el diálogo como eje fundamental de nuestros Estados de Derecho. Ante las diversas amenazas que sufre actualmente la democracia y la crisis de tolerancia en la que estamos instalados, es preciso recordar el espíritu que los padres de la Constitución instituyeron, un proyecto que permite adicionalmente ser valorado con la distancia en el tiempo y la perspectiva suficiente.
Jesús Avezuela Cárcel
Director General de la Fundación Pablo VI