No se puede separar la fe del amor a los pobres. Con esta frase clara, contundente y directa podría resumirse Dilexi te, la primera Exhortación Apostólica del Papa León XIV, publicada por el Papa León XIV este jueves, 6 de octubre. Un documento que, según señala el propio pontífice, heredó de Francisco, y que ha actualizado con algunas reflexiones.
Dilexi te recuerda cómo la cuestión de los pobres es central en la Iglesia católica. En su rostro, dice León XIV, encontramos “el sufrimiento de los inocentes”. A partir de ahí denuncia la falta de equidad, la violencia contra las mujeres, la desnutrición, la emergencia educativa y, en definitiva, las consecuencias de una economía que mata. La opción preferencial por los pobres se entiende, así, como el cuidado de los enfermos; la lucha contra la esclavitud, la excusión y la violencia; el acompañamiento a los migrantes; y la limosna, que es “justicia restaurada y no un gesto de paternalismo”.
Con esta exhortación apostólica, formada por 121 puntos, el Pontífice agustino sigue los pasos de sus predecesores: Juan XXIII, con su llamamiento a los países ricos en Mater et Magistra para que no permanecieran indiferentes ante los países oprimidos por el hambre y la miseria (83); Pablo VI, con la Populorum progressio y su intervención en la ONU “como abogado de los pueblos pobres”; Juan Pablo II, que consolidó doctrinalmente “la relación preferencial de la Iglesia con los pobres”; Benedicto XVI y la Caritas in Veritate, con su lectura “que se hace más marcadamente política” de las crisis del tercer milenio. Por último, Francisco, que ha hecho del cuidado “por los pobres” y “con los pobres” uno de los pilares de su pontificado.
Este documento, que representa una continuación de la Dilexit nos, ─la última encíclica del Papa argentino sobre el Corazón de Jesús─, habla también del fuerte vínculo entre el amor de Dios y el amor a los pobres. A través de ellos, afirma el papa León XIV, Dios “sigue teniendo algo que decirnos”, y es que “se compadece ante la pobreza y la debilidad de toda la humanidad”. Y en esta pobreza se encuentra también la pobreza “moral”, “espiritual”, “cultural”; y la del “que no tiene derechos, ni espacio, ni libertad” (9).
Aquí se puede leer la Exhortación Apostólica completa.