Recogemos este artículo publicado en Alfa y Omega por Domingo Sugranyes, miembro de la Fundación Centesimus Annus Pro Pontífice, de la que fue presidente durante 10 años (hasta 2019); ex Presidente de UNIAPAC, y asesor de la Fundación Pablo VI, donde dirige los seminarios permanentes 'Huella digital ¿servidumbre o servicio?' , 'El trabajo se transforma' y ¿Cómo responde Europa? Revolución digital y transformación del trabajo', tras su encuentro con el Papa este fin de semana con el Papa León XIV, donde ha pronunciado uno de los principales discursos de su pontificado.
Frente a «la sacra libertad del respeto a la consciencia
—aun cuando esté equivocada—»,
el Santo Padre afirma contundentemente:
«el adoctrinamiento es inmoral».
Uno de los primeros discursos de León XIV ha sido dedicado a los miembros de la Fundación Centesimus Annus pro Pontífice, el sábado 18 de mayo. El Santo Padre no solo se mostró extraordinariamente generoso con su tiempo en días tan intensos en los albores de su pontificado; quiso dar unas orientaciones de profunda substancia sobre el enfoque de la doctrina social de la Iglesia en el contexto de la actual policrisis política, ambiental, social y tecnológica. Ante situaciones disruptivas como las que conocemos, el Papa afirma: «la doctrina social de la Iglesia está llamada a aportar llaves de interpretación que pongan en diálogo la ciencia y la consciencia, contribuyendo así de manera fundamental al conocimiento, a la esperanza y a la paz».
La palabra «doctrina», nos dice el Santo Padre, a veces se percibe como contraria al diálogo, si nos atenemos a definiciones clásicas del término, que dejan poco espacio a la reflexión, al debate y a la búsqueda de alternativas. Es urgente redescubrir otro sentido de una doctrina fruto de investigación, o sea de «hipótesis, de distintas voces, de avances y fracasos […]. De esta forma, la doctrina no equivale a una opinión, sino a un camino común, coral, e incluso multidisciplinar hacia la verdad».
Frente a «la sacra libertad del respeto a la consciencia —aun cuando esté equivocada—», el Santo Padre afirma contundentemente: «el adoctrinamiento es inmoral». En el contexto de la revolución digital, «es preciso redescubrir el mandato de educar al sentido crítico, explícito y cultivado». En el ruido ambiental de «palabras gritadas […] y de las tesis irracionales de unos pocos prepotentes», es necesario un diálogo en el que sea prioritaria la escucha de los más alejados de los centros de poder y de los pobres.