Una Iglesia más evangélica, con más presencia de laicos y con la mirada puesta en las periferias…. A estas alturas del Pontificado de Francisco no es difícil saber cómo es el modelo de Iglesia que debe encarar los desafíos del siglo XXI: una Iglesia para los pobres, más abierta y con una estructura más horizontal y participativa. Pero lo que no es tan sencillo es cómo poner en marcha los cambios que ese nuevo modelo exige.
